segunda-feira, 8 de junho de 2015

Lección de vida- La merienda

Cuando era jovencita trabajé en la municipalidad. Un día me mandaron en un barrio que no conzoco a nadie. Me mandaron junto con algunos equipos para hacer encuestas.
Mi equipo era compuesto por 3 personas, uno era el líder, la otra era mi pareja de equipo y yo. El líder de mi equipo también era líder de los demás equipos que allí estaban.
Cada grupo fue hacia una calle, combinamos de encontrarnos a las 12 en un bar para comprar la merienda.
Estábamos pasando por un período muy complicado en mi casa, siempre llevaba el dinero justo para un pan con mortadela y una botellita de gaseosa.
El grupo siempre compartía los alimentos comprados y compartíamos la cuenta.
Llegué a las 12 y los dos me estaban esperando sentados en la mesa charlando. Mi pareja de trabajo me pidió que pidiera los panes, la gaseosa y la mortadela. Hice exatamente que me había dicho, fui a compartir con ellos y me comentaron que ya habían comido antes que yo llegase y lo que yo estaba comiendo era sólo para mí pero yo había pedido para ellos también, no me comentaron nada sobre el tema e incluso sabían que yo había pedido a más. Lo peor que es tomaron un poco de la gaseosa y comienron un pedazo de pan.
Para mi sorpresa los dos se levantaro nde la mesa y me dijeron que ya habían pagado sus partes y que ahora todo me tocaba pagar.
Les dije que no tenía la playa y ambos no se importaron. Fue un desespero enorme, yo estaba muy lejos de mi casa, no conocía a nadie allá, los que estaban conmigo no me ayudaron y de dejos vi a un muchacho de otro grup oa quien yo no tenía ningún contacto, le conté que me pasó y él me prestó el dinero.
El día siguiente yo estaba muy enojada con la chica que trabajaba conmigo y con mi líder por supuesto. Llevé el dinero para pagar la merienda del día anterior al muchacho que me lo había prestado y compré dos panes dulces.
La chica que me dejó mal en la historia este día se había olvidado la billetera, estábamos en un barrio lejos y no tenía ninguna plata y me pidió un pan.
Al mismo tiempo que mi enojo me decía no le des el pan y educación me decía compártalo. Yo le di uno de los panes, pero desde este día no le hablé más pues una enseñanza es saber que debemos estar lejos de las personas que nos hacen el malo.

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