Para volver al terminal el tormento fue mayor, había una fila de taxi pero nadie paraba, decían que no podían aparcar donde estábamos, cambiamos de calles varias veces y siempre decían lo mismo cuando les decíamos el destino. Incluso vi un taxi parando para un hombre que llevaba una ropa de bombero, para los demás ellos ignoraban, hacíamos dedos y fingían que no había nadie.
Conclusión, después de 12 horas para ver el carnaval fui a pie al terminal.
Esta fue la primera vez que me pasó, los demás años tomé el taxi sin problema, pero eso que narré acá ocurrió con muchas personas que solicitaban el taxi y no tuvieron éxito.
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