Parace chiste pero ocurrió en Buenos Aires. Yo estaba con un grupo de intercambio y fumos a cenar. Una muchacha de 18 años que estaba en el grupo era muy concentida. Llegamos en el restaurante y ella pidió un bife de chorizo, el bife no vino exatamente como ella quería y como no domina el español pidió que yo hablase con el camarero, le pedí que lo entregase bien cocido y él lo hizo.
El camarero le entregó el bife pero no estaba exatamente como quería, entonces se levantó de su mesa y fue hablar conmigo, se enojó muchísimo por el hecho y me dijo en voz alta delante de todos que en su casa sus padres hacen todo exatamente como ella quiere, incluso cambian el menú según su opnión. Le dije que ella estaba fuera, en otro país, que la manera que se prepara la carne en Brasil es diferente de Argentina. Entonces ella dijo en tono más alto que no comería más carne en Argentina, me puse muy seria y le dije: Encontes no la comas.
Ella se sentó en la mesa en que estaba y realmente no comió nada. La muchacha no era ninguna chica, además no estaba sobre mi responsabilidad pues ya tiene 18 años, lo que hice fue sólo hecharle una mano con el idioma pero no puedo cambiar la manera de preparar la carne.
Entonces se pasaron 7 días y la muchacho vino a agradecerme por la respuesta que la di pues me dij oque jamás en su vida una persona le había hablado de esta manera, las persoans que conviven con ella hace todos sus gustos, cambian los menúes, imploran para que ella coma pero no lo hice.
Ella jamás había pensado que un día alguien no haría sus gustos pues todo que ha vivido en la vida es encima de sus gustos y nada más. Para ella encontrar una persona que no suplicó para que comiese fue algo muy raro. Ella había imaginado que yo le diría que cambiaríamos de restaurante, o que yo reclamase con el gerente, o que le suplicara para que comiese y me importase muchísimo por su berrinche pero no lo hice.
Me dijo que ha aprendido mucho con el viaje pues el mundo no gira en su alrededor como ella imaginaba y que tuvo que madurarse en 7 días y que sabe ahora que si va a otro país lo mismo le va a pasar, nadie cambiará la manera de cocinar sólo porque ella quiere.
La vida es así, no podemos decir sí para todos, las personas también debe aprender a decir no cuando es necesito.
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