Me contó una amiga argentina que cuando estuvo en Perú con su esposo siempre comía en restaurantes para extranjeros pero un día decidieron comer en los resturantes populares y baratos.
Entró en la fila y había un cartel que decía: Caldo de pollo y té de coca.
Dijo que era muy barato y entonces pidieron dos. El té de coca era muy frío y no les gustó mucho, entonces esperaron el caldo. Entonces llegó el caldo y cuando metió la cuchara le tocó la pata del pollo pero... con todas las uñas!!
Ellos se fueron del restaurante y tienen esta historia de viajeros para contar.
Nenhum comentário:
Postar um comentário