Acá en Brasil tuvimos muchos esclavos, a Dios las gracias ya no tenemos más.
Un gran curiosidad es que cuando la esclava era muy guapa su dueño quería dormir con ella, a veces la embarazaba pero no reconocían sus hijos y a veces los maltrataban.
Si la esclava era muy guapa despertaba celos en su dueña y ésta por su vez la maltrataba, la mandaba que fuera tratada a latigazos, otras veces pedía que le sacasen los dientes sin anestesia, otras veces le hacía tragar un huevo caliente que le quemaba toda la boca y aparatos disgestivos.
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